domingo, marzo 18, 2007

Cuestión de lógica y trapecios


Hoy en cuanto desperté me recordé de ese capítulo en que Carrie Bradshaw trataba de lanzarse del trapecio queriendo demostrar lo díficil que es poder confiar en alguien, en este caso, su instructor que la esperaba al otro lado del trapecio.

Durante todo el capítulo ella subía al trapecio, se balanceaba sin problemas pero cuando tenía que soltarse y alcanzar las manos de su instructor, su temor y desconfianza eran más fuertes y no lograba hacerlo.

Tras mucho intentarlo, al final lo logra pero, como nada es perfecto, no alcanza a sujetarse y cae al vacío. Lo bueno es que había una enorme red que la esperaba donde comenzaba a rebotar y rebotar provocando su alegría y su última reflexión: Por suerte en el trapecio tenemos la posibilidad de poner una red, cosa que obviamente no podemos hacer en nuestra vida y cuando nos lanzamos al vacío solamente podemos rogar y esperar que esas manos nos logren sujetar, si no es así, el golpe que nos daremos contra el piso es inevitable.

Bueno, para que más rodeos, me imagino que ya entendieron que eso fue precisamente lo que me pasó. Me lancé al vacío y sin red y obviamente nadie me sujetó del otro lado. Y aquí estoy con la cara hundida en el pavimento, con el ardor que me provocan las heridas y el dolor de unos cuantos huesos rotos. Creo que el rostro lo tengo hinchado porque no puedo siquiera abrir los ojos, me cuesta respirar y solo siento la tibia humedad de mi sangre que escurre por mi piel y el sabor salado de mis lágrimas.

Lo malo o tal vez no tanto es que ni siquiera quiero gritar por ayuda, ni tampoco hago el menor intento por moverme y salir de esta incómoda posición. No, para qué. Creo que en el fondo me lo merecía por ser tan estúpida y soñadora. Nadie puede creer que a esta altura de la vida va a conocer a alguien de la nada y encontrar ese aspecto de la felicidad que tan mezquino le ha sido. No, eso no se hace. Una se puede balancear y en algunas ocasiones incluso hacer el intento de lanzarse, pero hacerlo, así, sin previo aviso, creyendo que saldremos bien parados es una soberana estupidez...Por eso sigo aquí, disfrutando cada segundo de mi dolor, del dolor que me produjo la caída porque creo que es el único modo de no olvidar y no repetir esta idiotez. Ojalá el dolor no se pase, ojalá la sangre se seque y me cueste sacarla, ojalá los huesos nunca se reparen, ojalá nadie me recoja o me lleve al hospital, ojalá no vuelva a creer que soy capaz de volar o lo que es peor, no vuelva a creer que al otro lado del trapecio habrán dos manos dispuestas a sujetarme.

11 Comments:

Blogger Katra said...

Bueno, el instructor ya me explicó por qué me quitó las manos y la verdad su explicación fue un tanto confusa pero definitiva y eso se agradece. Yo sigo tendida en el piso, no sé hasta cuando. En el fondo ya me estoy acostumbrando a la posición y no es tan mala después de todo. A él, el instructor le conté de este posteo y no se bien si me entendió la idea o no o tal vez nuevamente entendió cosas que no quise decir. No se. Por qué quitó las manos, trataré de explicarlo. A veces nos sentimos bien con alguien pero luego nos damos cuenta que esa persona se está sintiendo mucho mejor que nosotros y a lo mejor incluso quiere prolongar ese estado, entonces es mejor cortar por lo sano y salirnos antes que nos involucren en algo que no queremos. Eso es todo. Lo raro es que ni yo me había dado cuenta que me sentía tan bien con el instructor ni que quería seguir a su lado, solo quería jugar un rato en el trapecio y poder lanzarme al vacío sin terminar como finalmente terminé, de guata en el suelo tras un feroz costalazo.

7:16 p. m.  
Blogger Katra said...

Ah, las heridas no son reales por siaca, así que no se asusten. Solo se me raspé un poco el orgullo.

7:20 p. m.  
Blogger Angi said...

Ufff! Tentadores trapecios que prometen sacar alas, pero que a veces hacen sacarse la chucha. Sin embargo, aunque fueran diez segundos de vuelo... ¿quién no arriesgaría caer? ¿No será que precisamente a estas alturas sea imprescindible despegar los pies del suelo?

10:30 p. m.  
Anonymous Anónimo said...

El orgullo,el corazon, todo se sana y tu tambien lo haras, despues de un rato en esa posicion que tu reconces es confortable desde cierto punto. Despues de todo, no hay cosa mas rica que sentir esa adrenalina que corre por tus venas antes de lanzarte.
xxx

1:08 a. m.  
Blogger Paula said...

Este comentario ha sido eliminado por el autor.

6:07 a. m.  
Blogger Paula said...

Me lo dices a mí!!!! que me encanta soñar con trapecios, con volar y tener, por si acaso, la contención incondicional no sé si de un instructor, la palabra queda grande... de un compañero no más.
A mí todavía me duelen las nuevas y viejas heridas, al caer de nuevo, reviven los antiguos dolores y aquí estoy, en terapia, pero con la absoluta convicción de que de si de nuevo creo tener contención me tiraré al vacío igual.... es que soy muy porfiada o no?
Ánimo amigui, todo pasa, te lo dice una especie de ave fénix pequeñita.

6:10 a. m.  
Blogger Paula said...

hey amigui, se me olvidó decirte que respondí tu bello comentario que hiciste en mi posteo de dicado a "La Ñata". Gracias.

6:27 a. m.  
Blogger Katra said...

Lo de instructor es por el trapecio, supongo que así se llaman los que te enseñan a tirarte. No tiene otra connotación porque a esta altura de la vida la verdad es que ya lo se todo...jaja
Pauli: mi problema en esta ocasión fue ser kamikaze e intentar un nuevo salto sin siquiera preocuparme si estaba o no mi instructor, cosas que me pasan. Trato de innovar y no me resulta, soy tradicional y tampoco me resulta, así que mejor me dedico a lo mio que es saltar no muy alto, asi los golpes no son tan fuertes. Ser india.....

8:23 a. m.  
Anonymous Anónimo said...

Yo también me saqué la cresta. Era una instructora de parapente que me juró de guata que el asunto era seguro. Y yo le creí, tanto así, que pudiendo volar solo opté siempre por seguir dándomelas de alumno. Pero la última vez, estando en el aire, me dijo que ya no podía seguir haciéndome clases... y le pregunté si no era mejor bajar y ver en tierra el asunto, y me dijo que no, que tenía que detener la clases ahora ya, "¡Right Now!" gritó, y me soltó sin cargo de conciencia... y mientras yo caía la vi como me hacía chao con su mano...

Caí en medio de espesos matorrales y quedé rasguñado, moreteado -hasta una culebra me picó y la cara me la cagó un pájaro-. Pero no morí, es más, ocurrió algo insólito: Apareció alguien que me sorprendió de sobremanera al curarme las heridas sin gran parafernalia y sin esperar nada a cambio. Y me quedé con ella sacando moras, feliz y me pregunté si había sido bueno en realidad andar buscando mujeres voladoras, que a parte de gustarles flotar por los aires, gozaban viendo en otros el poder "maravilloso" de la fuerza de gravedad.

11:18 a. m.  
Blogger Katra said...

Uyyyy, amigo anónimo esa historia me parece demasiado conocida, tal vez seas quien pienso, tal vez. Conozco bien esa sensación...lee mi proximo posteo...me hiciste pensar

11:26 a. m.  
Blogger wifala said...

hola, navegando di con tu blog y vi la foto, llevo días buscándolas, la página donde aperece ésa y otras siempre en trapecio preciosas, una chica con pañuelo rojo en la cabeza... ¿dónde las encontraste, puedes darme la dirección por favor? gracias de antemano

4:31 a. m.  

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