Rara la cosa

Ayer, conversaba con un fantasma y le trataba de explicar en qué estaba, qué había sido de mi vida tras su partida y cómo había logrado superar su ausencia...le decía que el camino no fue fácil, que siempre me cuesta superar las pérdidas, las espere o no, ocurran de improviso o tras una larga agonía. No hay caso, no estoy acostumbrada a perder.

Él en cambio estaba bien, aunque lleva varios meses muerto se ve bastante sano, me decía que la vida al otro lado es bastante rara...que al principio ni siquiera se acordaba de este lado y mucho menos de mi pero que ahora le han pasado cosas raras y por eso quiso venir a verme.

Conversamos de lo humano y lo divino, me preguntó si estaba con alguien y obviamente le dije que no pero que tampoco la pasaba mal...así soy yo, clara y concisa. Él no está solo, cosa que no me extrañó porque me imagino que los hombres aunque estén muertos siguen siendo hombres y nunca les falta con quien compartir sus días, aunque ahora sea del otro lado.

Lo raro, aunque en asuntos paranormales no debiera serlo tanto, es que me siga buscando o que al menos lo haya hecho, eso me desconcertó. No es que los fantasmas me asusten...bueno, sí, un poco debo reconocerlo, pero es que la mirada es diferente, las cosas son distintas, igual da miedo. Ni siquiera quise tocar su mano, sería extraño sentirlo tan frío, o tal vez no lo esté tanto, en fin, no sé, o mejor dicho, prefiero no saber. Además, él fue bastante claro, sólo quería ver en qué estaba y él está bastante bien donde está y no tiene intención de reencarnar en nadie. Para qué lo haría, ahora puede disfrutar sin temor de las cosas, ya está muerto, nada malo le puede pasar. Yo en cambio sigo viviendo aunque para algunos también estoy muerta.