domingo, diciembre 24, 2006

FELIZ NAVIDAD!!!!



Qué más da, este año no pudo ser diferente. Aquí estoy a las 13:40 del domingo 24 de diciembre con solo la mitad de los regalos y armándome de valor para salir a comprar a solo horas de la Noche buena, como todos los años.
Desde que comencé a trabajar que no he podido romper la rutina, siempre a última hora. Aunque este año debo reconocer fue por decisión propia porque ayer pude haber comprado o el viernes pero no, el sueño y el cansancio fue más fuerte y aquí estoy...sin regalos.
Lo malo es que tengo que comprar, me encanta la sensación de abrir y dar regalos, de ver la cara de Damián cuando rompe el papel y se encuentra -o no se encuentra-con aquello que deseaba. Claro, que ya la Navidad no es lo de antes, ya no trae esa emoción y esa alegría de cuando era chica, ahora siempre trae más preocupaciones, más estrés y muuuuuchos más gastos, pero en fin, que le vamos a hacer, aquí estamos y hay que apechugar.
Armarme de paciencia para recibir a la familia, llenarme de energía para estar toda la noche sonriente y no caer en la depresión que ronda por estos días, y contagiarme del llamado espíritu navideño para no caer en la cuenta que extraño a quienes ya no están conmigo, que aún sigo queriendo a quien no debiera o que no conseguí ni la mitad de las cosas que soñé...pero en fin aquí estoy y espero poder compartir con aquellos a quienes tanto quiero. A mi alma, mi partner, mi amigo que es Damián, a mi madre que la quiero a pesar de todo, a mis hermanitas, a mi hermano en la distancia, a la dulce Vanessa y a mis amigos, mis queridos amigos, esos que me han acompañado en las buenas y en las malas, que me soportan y me retan, que se ríen a mi costa pero que también me hacen feliz...junto a todos ellos quiero compartir esta noche, a su lado o a la distancia, lo importante es que se que estaremos juntos porque están aquí, en mi corazón, en cada momento, en todo lugar. Los quiero mucho y Feliz Navidad!!!

lunes, diciembre 11, 2006

Y ya cayó...


Les ha pasado que durante mucho tiempo han deseado algo y cuando eso ocurre se quedan con la sensación que era mejor la espera que el resultado. Bueno, fue eso precisamente lo que me ocurrió con la muerte del dictador, lo esperé tanto que cuando ocurrió simplemente quedé ¡¡plop!!.
Tras salir de la sorpresa de su deceso -porque ya todos creíamos que el viejo nuevamente se salvaba- se apoderó de mi una especie de incredulidad o neutralidad extraña. No sentía pena, ni odio, ni alegría...simplemente no sentía nada. Y es que con su muerte recién me di cuenta que ese no era el castigo que para él esperaba. Tan simple como eso, la muerte no es demasiado castigo para alguien como él.
Entonces me pregunté si me hubiese sentido mejor si antes de morir lo hubiesen condenado y la verdad...es que tampoco lo tengo muy claro. No es que no hubiese deseado que la justicia en este caso hubiese actuado sino que en este aspecto era importante la oportunidad en que esto hubiese ocurrido.
Claro, porque no es lo mismo condenar a un viejo de 90 años que apenas se sostiene sobre sus piernas que a un maldito general que ironizaba morbosamente con el hallazgo en una fosa de dos cuerpos de detenidos desaparecidos...no es lo mismo.
Frente a esa triste realidad solo me quedó pensar en que al menos ahora él no respira de nuestro mismo aire, no violenta con su presencia la memoria de tantas personas, no me recuerda a cada instante que durante años solo vi su rostro en televisión sin entender por qué mis padres lo odioban tanto y por qué aún ahora me provoca una extraña sensación su partida.