viernes, marzo 30, 2007

Nube negra


Estos días no he podido sacarme de la cabeza la imagen de ese personaje de caricaturas que caminaba con una nube sobre su cabeza, Mala Suerte creo se llamaba pero haciendo honor a su nombre no lo pude encontrar en la web. Si alguien tiene mejor suerte en su busqueda agradeceré me lo hagan llegar.

Bueno, y por qué el personaje...solo para reflejar el extraño momento que estamos pasando. Y no solo lo digo por mí sino también por quienes me rodean.

Es curioso pero a veces las cosas salen fácilmente, casi sin darnos cuenta, pero otras, como ahora, pareciera que se arrastraran y cuando se dignan a ocurrir nos dejan mas dudas y sin sabores que era mejor nunca hubiesen ocurrido.

No viene al caso entrar en detalles pero como dice una amiga -la que a todo esto chocó en el auto en el que se dirigía al trabajo- es necesario hacer un saumerio (no se cómo se escribe), bañarse con sal para arrastrar la mala onda y devolverse a la casa si se nos ocurre partir con el pie izquierdo. Cualquier cosa sirve para espantar la mala onda y las desgracias.

En lo personal, lo mismo. Malas noticias, malas respuestas, malos recuerdos...nada que hacer, en el último tiempo solo he dado palos de ciego (sin ofender a los no videntes) pero claramente tengo la brújula perdida y descompuesta. Por eso ahora quiero descansar, física y mentalmente. Dormir temprano, mirar tv, leer un buen libro, disfrutar a mi hijo. Quiero descansar del baile, de las malas ondas, de los sueños y sobre todo de quienes creen que estoy hecha de metal. Muy por el contrario soy de cristal y me quiebro con cualquier golpe.

sábado, marzo 24, 2007

Mujeres voladoras


El título no es mío, se lo robe a un "anónimo" que comentó mi relato anterior, en el que saltaba del trapecio y me sacaba la chucha...ese. Bueno, a él lo lanzaban de un parapente y en pleno vuelo y quien lo lanzaba era una "mujer voladora" como la llamó, de esas que además disfrutan ver caer a sus víctimas. El asunto es que además, y obviamente luego de haber caído y sufrir los efectos de una caída a muchos metros de altura, él encontraba a una "mujer no voladora" que sanó sus heridas y con la cual -obviamente- no correrá riesgos que lo lancen nuevamente desde el alto cielo.

Y ahí quedé...pensando en las mujeres que vuelan y las que no. Claramente yo soy de las que vuelan, es cosa de echarle una ojeada a mi vida o de conversar 30 segundos conmigo, en eso no hay dudas. Pero lo que realmente me intrigó fue el final de la historia...la satisfacción y quizas felicidad con la que mi amigo "anónimo" contaba que había encontrado a la mujer "no voladora", la que lo había sanado y le entregaba la casi seguridad de no volver a caer.

Y ahí quedé...entendiendo casi 30 años de mi historia, por qué siempre veo que las demás pololean, son novias, se casan. Por qué a mi siempre me toca el calificativo de "amiga", "compañera"o "amante"...por ser una mujer voladora, de esas que prefieren seguir solas antes de compartir los días con alguien a quien no podamos mirar a los ojos, no podamos acurrucar en nuestro pecho sin sentirnos culpables, no podamos admirar, no podamos simplemente amar.

Creo que más que "voladoras" somos sinceras, arriesgadas y soñadoras, creemos que nada en la vida es imposible y que somos capaces de alcanzarlo todo, incluso encontrar a alguien que no tenga miedo de "volar" a nuestro lado, que sea capaz de conquistarnos cada día, que sea capaz de movernos el piso cuando pensábamos que ya nada nos sorprendería, que sea capaz de hacernos sentir la mujer más hermosa con una sola caricia, capaz de mantenernos a su lado solo porque queremos y no porque lo necesitamos o tenemos miedo de seguir sola el camino...claro que es más fácil no volar y mucho más seguro, es cosa de mirar para el lado, pero también es más aburrido. Cómo sabremos lo que podemos llegar a conocer o sentir si no corremos el riesgo, si no nos lanzamos al vacío por el solo gusto de hacerlo, acaso eso no es parte de la vida. Claro que envidio a mi amigo anónimo que ha encontrado a alguien que sane sus heridas pero no es menos cierto que primero recordó "el vuelo" y a esa mujer voladora y luego habló de las consecuencias. Tal vez nuestro destino como mujeres voladoras sea solo ser "recuerdos", "anécdotas", "historias" pero no olviden que volamos y cuando estuvieron con nosotras ustedes también volaron...un beso

domingo, marzo 18, 2007

Cuestión de lógica y trapecios


Hoy en cuanto desperté me recordé de ese capítulo en que Carrie Bradshaw trataba de lanzarse del trapecio queriendo demostrar lo díficil que es poder confiar en alguien, en este caso, su instructor que la esperaba al otro lado del trapecio.

Durante todo el capítulo ella subía al trapecio, se balanceaba sin problemas pero cuando tenía que soltarse y alcanzar las manos de su instructor, su temor y desconfianza eran más fuertes y no lograba hacerlo.

Tras mucho intentarlo, al final lo logra pero, como nada es perfecto, no alcanza a sujetarse y cae al vacío. Lo bueno es que había una enorme red que la esperaba donde comenzaba a rebotar y rebotar provocando su alegría y su última reflexión: Por suerte en el trapecio tenemos la posibilidad de poner una red, cosa que obviamente no podemos hacer en nuestra vida y cuando nos lanzamos al vacío solamente podemos rogar y esperar que esas manos nos logren sujetar, si no es así, el golpe que nos daremos contra el piso es inevitable.

Bueno, para que más rodeos, me imagino que ya entendieron que eso fue precisamente lo que me pasó. Me lancé al vacío y sin red y obviamente nadie me sujetó del otro lado. Y aquí estoy con la cara hundida en el pavimento, con el ardor que me provocan las heridas y el dolor de unos cuantos huesos rotos. Creo que el rostro lo tengo hinchado porque no puedo siquiera abrir los ojos, me cuesta respirar y solo siento la tibia humedad de mi sangre que escurre por mi piel y el sabor salado de mis lágrimas.

Lo malo o tal vez no tanto es que ni siquiera quiero gritar por ayuda, ni tampoco hago el menor intento por moverme y salir de esta incómoda posición. No, para qué. Creo que en el fondo me lo merecía por ser tan estúpida y soñadora. Nadie puede creer que a esta altura de la vida va a conocer a alguien de la nada y encontrar ese aspecto de la felicidad que tan mezquino le ha sido. No, eso no se hace. Una se puede balancear y en algunas ocasiones incluso hacer el intento de lanzarse, pero hacerlo, así, sin previo aviso, creyendo que saldremos bien parados es una soberana estupidez...Por eso sigo aquí, disfrutando cada segundo de mi dolor, del dolor que me produjo la caída porque creo que es el único modo de no olvidar y no repetir esta idiotez. Ojalá el dolor no se pase, ojalá la sangre se seque y me cueste sacarla, ojalá los huesos nunca se reparen, ojalá nadie me recoja o me lleve al hospital, ojalá no vuelva a creer que soy capaz de volar o lo que es peor, no vuelva a creer que al otro lado del trapecio habrán dos manos dispuestas a sujetarme.

lunes, marzo 12, 2007

Bendito cumpleaños




Ya se, soy una peste como cumpleañera. Mañosa, caprichosa, odiosa y todos los adjetivos con "osa" que se les ocurra. Lo se, lo reconozco pero qué le voy a hacer si me apesta cumplir años. Solo esperé con ansias los 15 años porque juraba que ya era "grande" y terminó siendo el más triste de mis natalicios.

Con el transcurrir de los años, a veces mas u otras menos, las decepciones se han sumado. El olvido de mi madre, la indiferencia de mis hermanos, las peleas con los amores, los amigos que no llamaban, las vacaciones que me separaban de los compañeros de curso, el trabajo que impedía las celebraciones, en fin, demasiados peros y pocos buenos recuerdos. Y ahora último, el tiempo que amenaza sin compasiones.

Yo se que frente a eso no puedo hacer nada pero qué lata darse cuenta que la vida sigue su curso sin darnos tregua y eso que aún me siento espectacular, no puedo negar que el tiempo asusta sobre todo en esta sociedad que fomenta de manera excesiva la juventud y claramente ese no es el camino que me espera a futuro. Un futuro aún lejano (contrario a lo que me dicen algunos) pero latente.

En fin, sólo quise desahogarme un poco y pedir las disculpas correspondientes a quienes sufrieron de mi horrosa actitud cumpleañera. De todo corazón mil disculpas y recuerden que tienen 365 días de descanso.